FRÁCTAMA - C. 16 - CAPÍTULO FINAL

 


XVI

 

Áctavas se alejó y subió al puente que la trajo al nuevo mundo. Ella y su sol se esfumaron por un portal transparente. La mirada de Nang estaba perdida en un punto ciego; parecía haber quedado atrapada en una pesadilla paralizante. Marás y Ral se acercaron cuidadosamente, pero ella no los advirtió. Se posaron frente a frente y nada. Entendieron sin necesidad de palabras que lo que habían visto fue un adiós. Pasaron las horas hasta que al fin Nang volvió en sí. –¿Qué hacen aquí mis hermanos perdidos? - balbuceó Nang al salir de la hipnosis. –Abandonados sería lo más apropiado- devolvió Ral. –Igualmente no estamos aquí para reclamarte por tu ausencia, sólo nos preocupaste demasiado y al fin pudimos encontrarte- agregó el alado.

Pasaron tiempo juntos. Conversaron hasta el cansancio como si cada palabra fuera más importante que la respiración. Claro, tenían mucho por sincerar. -Desistir de la magia- dijo Marás seriamente. Y luego de una pausa breve agregó -Es lo que te ha alejado de tí, ya no más de todo eso que ha robado tu esencia. Fantasías de control sobre lo que nos rodea. ¿Para qué? Si la magia fuera lo que crees no estaríamos compartiendo nuestra soledad nuevamente; hubiésemos resuelto nuestras penas y cada cual estaría muy lejos viviendo la vida que extraña o sueña. Ya ves, nos encontramos aquí, donde nos toca estar, ni un centímetro más ni menos, transitando la suerte y el tiempo que nos toca, ni un segundo antes ni después. No hay Áctavas, ni Varam, ni vírgenes entregadas a nuestro apetito que puedan modificar el curso de los acontecimientos.

Nang escuchaba las palabras de su par con las lágrimas a punto de brotar. No podía aceptar de ningún modo que todo lo que alguna vez idealizó se quebrara y que el amor que depositó en su objeto de deseo no le fuera devuelto con creces. Sintió un vacío y un dolor de muerte en su pecho. Meditó un momento el mensaje de Marás y contestó –No sabes lo que duele. No comprenderías nunca lo que ocurre dentro mío. No hay palabras que describan lo que siento, pero sé que tienes algo de razón. A lo mejor tu valor estuvo siempre en priorizarte-.

-Es que a veces, y sólo a veces, más que alguien o algo, lo que nos hace falta es encontrarnos. Muchas de las respuestas que buscamos están en nuestro interior. Somos seres increíbles, quizá un poco lastimados por el devenir. Es justamente esa experiencia la que nos convierte en sabios. Los muchos no se enterarán de este tesoro y volverán en otros cuerpos hasta que lo entiendan. Es vana la ilusión que nos hace perseguir a alguien para sentirnos plenos. Primero debemos amarnos con nuestras miserias. Nada externo a nuestro ser va a lograr ese equilibrio vital. Una vez que aceptemos plenamente nuestra existencia vamos a lograr la armonía con el afuera- respondió un Marás emocionado ante el sufrimiento de su compañera inundada en llanto. Entonces la cobijó entre sus fuertes alas hasta que llegó la calma y a su oído susurró – Recuerda. En este momento eres todo lo que necesitas, después verás qué hacer.

 Permanecieron en silencio hasta que una suave brisa acarició sus plumas. Nang se incorporó, ingresó a su tienda y se dispuso a preparar un banquete a la luz del ocaso. Los tres se ubicaron alrededor de una mesa delicadamente decorada para la ocasión, brindaron por las interminables vivencias que los transformaron en quienes eran y bebieron de la misma copa mientras reían y lloraban con cada ocurrencia. Cuando el cáliz llegó a manos de Ral, éste les dedicó una poesía que hablaba del eterno presente que vive quien despierta y escucha su interior para librarse de los ayeres con anclas y mañanas imaginarios e inconsistentes.

El licor logró su efecto durante la cena y la convirtió en un recuerdo maravilloso que fue a sumarse con los tantos de otros tiempos. Luego, llegó el momento en que debieron separarse. A Ral dejaron de seducirle los cantos de sirenas que lo sujetaban y arrastraban a un plano superficial, fijó rumbo a la galaxia de Canstán con el anhelo de volver a ocuparse de las pirámides que desdoblan el espacio y el tiempo con el propósito de reescribir su historia o al menos aceptarla y reconciliarse con una existencia en la que pueden convivir el más profundo dolor con instantes de sagrada plenitud. Cuando dio el primer paso, el Andra de los fráctamos, una entidad que flota alrededor del cuerpo de los guerreros, emanó una energía especial, augurio de buenos tiempos por venir.   

Nang siguió embelleciendo su hogar y se volvió el ser más hermoso que alguna vez haya existido, el espejo en el lago lo confirmaba cada mañana cuando se acercaba a acicalarse en sus aguas. Supo transformarse como antes lo hacía con los demás y con cada lágrima de desamor hacía brotar mariposas de la pradera que, instantáneamente, tomaban vuelo hacia la ribera devolviendo con colores brillantes las más fabulosas caricias.

Hoy regresé a mi campanario con el alma en paz, con la tranquilidad de haber sido un fiel compañero, un gran amigo y un hermano de ley. Desde la torre espero un amanecer que sofoque esta oscuridad por unas horas. No hay finales ni fracasos, inicia un nuevo ciclo. Cada quien hace su búsqueda, transita sus caminos, toma decisiones y en todo momento elige ser quien es. Respiro en calma mientras asoma la aurora y observo pacientemente cómo la hierba renace después del invierno.

 

Fin.

 

Dedicada a las personas que hacen mi mundo.


Comentarios

  1. Queridos lectores, amigas, amigos y familia, con mucha alegría les comparto el capítulo final de Fráctama. Una novela de género fantástico que esconde infinidad de secretos que, a los ojos de los conocedores de mi historia y de mi entorno, podrán descifrar intuitivamente. Les comento que la publicación del último episodio en estas fechas no es azarosa. Alguna vez Nang mencionó en una de las tantas conversaciones que tuvimos “en nuestro campanario” que “la navidad es la transformación sincrética que el cristianismo propuso para reemplazar las fiestas paganas del solsticio de invierno en un hemisferio y de verano en el otro”, y cuando leyó esta entrega exclamó: “¡Que vivan los nuevos comienzos!” Sí, Nang es un ser real, de carne y hueso al igual que Marás, Ral y todos los personajes que menciono en este escrito. No hace falta ser un ser superior para vivir experiencias trascendentes, se los puedo asegurar.
    Luego de haberles revelado este enigma también les quiero contar que en unos días este blog cumple sus dos años de vida y con esta entrega me gustaría cerrar un ciclo de cuentos y relatos en los que compartí una parte de mí, la faceta literaria. El sumun de este recorrido será coronado con la publicación impresa de un libro que se llamará “Fráctama”. El mismo será presentado oportunamente en 2025 y ustedes serán mis invitados de honor. Ya les haré llegar la invitación en el momento indicado. Ese es mi objetivo principal para el año próximo.
    Por último, les quiero aclarar que este blog, en un futuro cercano, será el soporte de otro tipo de publicaciones además de estos relatos. Seguramente se alimentará de letras, audios, fotos y videos de canciones propias con el fin de compartir con toda la gente que me importa en verdad mi otra faceta artística, la musical. Con este comentario me despido de estos dos años de producción que llenaron mi alma y me redefinieron claramente para encarar lo que venga ya salido de la trinchera y marchando a paso firme hacia el mañana. Mi corazón está agradecido con todos ustedes por haberme regalado un instante de su tiempo y de sus vidas acompañándome con las más cariñosas lecturas. ¡Hasta pronto y muchas gracias!

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