FRÁCTAMA - C. 14
XIV
A medio camino entre el campanario y el lugar
de destino, entre la decisión de ir tras ella o resignarse a la idea de
perderla para siempre, se encontraban Ral y Marás. El entramado de pasajes
volvía el itinerario mucho más tortuoso de lo que habían supuesto, al igual que
las preguntas y respuestas que se sucedían unas tras otras en sus cabezas al
pensar si estaban haciendo lo correcto o no. Las capas turquesas sufrían las
turbulencias de los cambios de ductos mientras la desorientación reinaba en los
peregrinos. La brújula invertía las coordenadas a su antojo y confundía a un
Marás empecinado; él la miró por última vez y la guardó en su alforja. No
necesitaba de ningún instrumento para encontrar el sendero. Todo estaba muy
claro en su mapa mental.
En un punto, en un refugio en la nada,
hicieron una pausa para estudiar la situación y luego coincidir en la sensación
de haber sido engañados por refracciones de filtros y reflejos de luces que
provenían de lejanos núcleos de energía situados al otro lado de la galaxia. La
mano de su diseñadora estaba impresa en este juego de ilusiones. Se podía
reconocer el toque mágico impuesto por su hermana perdida. En otras épocas ella
podía envolverlos por horas y embaucarlos a su antojo a sabiendas que ellos se
prestaban al juego del engaño con total conciencia. El disfrute era mutuo y
terminaba siempre en risas estruendosas. Ambos aseguraron invariablemente que el
arte de la manipulación era su mejor arma a la hora alcanzar sus fines.
Recordaron lo que Nang siempre decía cuando
terminaban de compartir las sesiones de nigromancia. “Ahora sangre, deja de
nublar, ahora sangre vuélvete clara, ahora mi sangre traza el verdadero sentido
y permítenos disfrutar de tu revelación”, luego ella cortaba con un filo sus
extremidades y un río fino como un hilo dibujaba en el aire una silueta
semejante, que ejecutaba con movimientos vibratorios un lenguaje visual antiguo
que daba respuesta a cada pregunta hecha por los participantes.
-Ahora sangre, deja de nublar, ahora sangre
vuélvete clara, ahora mi sangre traza el verdadero sentido y permítenos
disfrutar de tu revelación – exhaló Ral con firmeza al mismo tiempo que cortaba
sus garras con un escalpelo brillante. Una línea turbia brotó al instante y a
un ritmo danzante comenzó a dar forma a la interpretación que tanto reclamaban.
Ral preguntaba, la figura significaba y Marás traducía – Quitar espejos, cerrar
los ojos, escuchar el ritmo de los nuevos núcleos que llaman desde lejos, unir
los puntos sonoros y encontrar el polo de convergencia. Ese es el centro; la
única entrada a la otra dimensión -. La sangre de Ral se precipitó como una
lluvia espesa y luego se volatilizó.
Respetaron la divulgación y concentraron sus
mentes. Hundieron sus prejuicios en total oscuridad al bajar sus pesados párpados. Creyeron que se internaban en una caverna
acuosa donde lo único que se escuchaba era el sonido de sus corazones. Poco a
poco y con cada latido se hizo presente una cadencia alterna que armonizaba sus
existencias y los abrazaba para sentirse partes de un todo. Una luz
incandescente se abrió paso hacia ellos y sin necesidad de verla supieron cuál
era el camino.
Amigos lectores. Les comparto una nueva entrega de Fráctama. Gracias por acompañarme como siempre.
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